#03deFebrero | El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre nació en Cumaná, estado Sucre, desde muy joven se incorporó a las filas patriotas. Fué el lugarteniente más ilustre de Bolívar. Liberó al Ecuador con la victoria de Pichincha y al Perú en la Batalla de Ayacucho y gracias a esta acción se le concede el título de Gran Mariscal de Ayacucho.
Antonio José de Sucre es recordado no solo como un militar brillante, sino también como un estadista comprometido con los ideales republicanos. Su influencia se extiende más allá del ámbito militar; Sucre fue pionero del Derecho Humanitario, en 1820, Sucre logra un convenio con los enemigos españoles basado en los derechos de los prisioneros de guerra. Fué algo muy adelantado de los derechos humanos internacionales, apenas replicado más tarde en la Convención de Ginebra al final del siglo XIX.
La educación fué un valor muy preciado por Sucre durante sus dos años como presidente de Bolivia. Transformó muchos conventos religiosos en escuelas públicas, manteniéndose con las rentas que eran para la iglesia. Permitía a los indígenas estudiar en las escuelas públicas; fundó la Universidad de La Paz.
Finalmente Sucre era sobre todo un hombre honesto. Cuando terminaba el período de ser presidente del nuevo país de Bolivia, él entregó al Congreso un informe de su gestión. El hombre que había libertado ese país, exigió del Congreso que ellos practicaran una auditoría de su gestión para garantizar la transparencia de su actuación algo inaudito en esos tiempos.
Esta faceta lo convierte en una figura integral para entender no solo la historia militar, sino también el desarrollo social y político de Sudamérica; la vida de Antonio José de Sucre representa un caudal de altos valores venezolanos para la juventud y la ciudadanía.